Reflexiones Rebveladas / el peronismo
Ser o ser peronista, esa es la cuestión
Por Tomasito Brieva (12 años. Hijo del peronista y humorista Dady Brieva)
Peronismo, una palabra que sin duda nos remite un conglomerado gigante de ideas. Pero… ¿Qué significa ser peronista? Algunos, los más cercanos a Félix Luna, dirán que los peronistas son todos unos cabezas, unos negros de mierda que no tienen ningún problema en lavarse las patas en las fuentes de Plaza de Mayo. Sin embargo, al peronismo no sólo se lo critica desde la derecha gorila, sino también desde la izquierda. Son los trotskistas quienes hablan del reformismo barato que significa el peronismo, en donde ir de “casa al trabajo y del trabajo a casa” aliena y coerciona el potencial revolucionario de la clase obrera. No obstante, a uno se le confunden los tantos cuando hace un poco de historia. Pensemos en López Rega, peronista y creador de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA). El Brujo fue un pionero en catalogar a los militantes de izquierda de “subversivos” y abrió la cancha para que años después explotara la Dictadura más sangrienta de la historia argentina, pero cuando se le preguntaba por Perón él metía las manos en el fuego; es más… la triple A se fundó para defender el nombre de Juan Domingo. Pero qué pasa con los Montoneros que también eran peronistas, ellos se reivindicaban de izquierda, y el socialismo vendría de la mano del General. ¿Cómo es esto? ¿Alguien me lo podría explicar? ¿Ser peronista es luchar en pos del socialismo o jugar a favor del fascismo?
Todo lo mencionado son simplemente dudas, dudas de un niño interesado en la política y que proviene de una familia cien por ciento peronista, en donde mi tío quien dice ser “peronista de ley” apoyó en la práctica a los Carapintadas del ’89 liderados por el también peronista Aldo Rico. Lo malo es que mi tío está peleado con mi abuelo que también es peronista. “El Tata”, como a mi me gusta decirle, formó parte de la resistencia peronista y participó en el ’56 en el fallido levantamiento que se hizo en nombre de Perón contra la Revolución Libertadora, y que fue precedido por el general Juan José Valle (militar peronista). El Tata me dice siempre “tu tío es un gorila mal parido que lo único que quiere es ensuciar el nombre del General, encima ni sabe que es adoptado”.
Volviendo un poco más cerca en el tiempo, alrededor de la década del 90’ nos encontramos con Carlos Menem, que también se dice peronista. El ex presidente optó por privatizar y vender el país en nombre el peronismo, lo cual en un principio dejó atónitos a algunos peronistas alineados al Justicialismo (partido peronista), uno de ellos fue “Pino” Solanas que al protestar por el rumbo que estaba tomando el gobierno se adjudicó un par de corchazos. En fin, el peronismo discurre por toda la política argentina, es un fenómeno inusual al que tenemos la suerte (o la desgracia) de presenciar en persona.
No podemos finalizar esta nota sin dejar de mencionar en que anda el peronismo por estos días. Hay términos nuevos, originales como es el del Pro-peronismo. Este partido que tiene como premisa no hacer política porque según los que lo presiden “no tienen ideología”, tiene en la figura de Francisco De Narváez a uno de sus mayores exponentes. Un líder innato que utiliza sus propios millones de dólares (y no el dinero de los demás) para acrecentar día a día su imagen. Una imagen carismática que si bien no participa de debates políticos derrocha simpatía en Showmatch. Y al frente de Francisco, en otro modelo de país (al menos eso dicen) se encuentra Néstor Kirchner, también peronista claro. Es así que Francisco, Néstor y su esposa peronista Cristina Fernández son quienes en la actualidad luchan por las clases humildes, por los pobres, por sus descamisados. De tanto en tanto, estos héroes nacionales (y por supuesto populares) se acercan a alguna villa con sus autos blindados y se sacan una foto al lado de una niña hambrienta (algo que aprendieron de Mauricio Macri, quien aparentemente se estaría acercando al peronismo).
En fin, evidentemente todos quieren ser peronistas, no hay nadie que no intente agarrarse de las manos de Juan Domingo. Mi único miedo es que haya gente que por querer ensuciar el nombre del General empiece a decir que en la primera presidencia de Perón se otorgó asilo a militantes activos del nazismo, eso sería demasiado… ¿o no?
OPINIÓN
La última cruzada
Por Yan Pol Feiman (Filósofo-Politólogo / Credencial Peronista Nº 01-07/4791)
Marionetas exitistas como Fernando Niembro o Patricia Bullrich han buscado convertirse- y según algunos lo han logrado- en pensadores líderes de nuestro tiempo. En sus repartijas de chupadas de media (Julio Grondona, uno de los favoritos para el amante rechoncho del relator Mariano Closs) han intentado alcanzar la belleza prosaica de filósofos como Sartre o el comodín Heidegger. Obviamente fracasaron brutalmente, colaborando en llevar a la ideología contemporánea del pueblo a un estado de fallecimiento total. El triunfo del mercado dirán algunos, la vagancia del pensar otros y la falta del Mesías, argumentamos nosotros.
¿Acaso no es el mismo Martin Heidegger que en su conspicua elaboración del advenir siendo sido, nos dice que el tiempo es este presente instantáneo que nos resignifica exorcizando los fantasmas del pasado atroz para darles vida en otro cuerpo? ¿No es este un voraz acto de fe? ¿No es la misma fe que día a día cristalizan los peregrinos que visitan el Santo Sudario de Turín? Firmemente respondemos que sí. Que estos soldados de la esperanza que día a día derraman lágrimas frente al manto que cubrió el cuerpo sin vida de Jesús de Nazaret, fehacientemente confían en que su Señor volverá para iluminarlos.
Entonces ¿Qué hacemos nosotros los Peronistas de la primera hora que aún no enarbolamos el estandarte poderoso de la fe y emprendimos la búsqueda de las cadavéricas manos de nuestro General? ¿Cuánto coraje debemos reunir para comenzar con nuestra última cruzada? Fundir las poderosas manos que tantas alegrías nos dieron en el Rosado Balcón, a los muñones que aguardan ansiosos en San Vicente; debe ser la tarea de todo Peronista que se precie como tal.
Rumores sobre el lugar donde las garras que supieron combatir al Capital hay a montones. No debemos Compañeros, escatimar esfuerzos y hacer uso de la tecnología como puede ser el Google Map o la Gitana que lee los subtepass usados en la Feria del Parque los Andes todos los domingos. Creo candentemente, como esboza Jaques Lacan en El aserto de la certidumbre anticipada, que la persistencia es el arma Justicialista por excelencia. La fraternidad y compañerismo nos llevará no solamente a la reconquista de la Plaza y sus fuentes, sino también a la victoria segura con la localización de las Justicialistas Manos Santas.
Y Compañeros míos, les juro por el ritmo de marcha que produce mi corazón con cada latido que la reunión de los restos sacros del General con sus palmas y dedos, no sólo dará descanso a su apesadumbrada alma. Sino que gracias a los avances científicos en la experimentación en células madres, mediante la clonación tendremos nuevamente junto a nosotros, allanando el camino de la nueva Argentina, liderando la masa popular a lo más alto del Aconcagua, a nuestro General Juan Domingo Perón.
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