Editorial

KIRCHNERLANDIA


¡Damas y caballeros, bienvenidos al País de las Maravillas, donde en el cielo hay diamantes y los desayunos son psicodélicos! Lamentamos decir que no hay ninguna Alicia o Lucy dando vueltas por aquí. Pero en reemplazo de estos personajes surrealistas, y en medio de una fantástica galería de actores, encontrarán a los más rebeldes piqueteros rurales, a una humilde jefa de Estado, a un austero jefe de Gobierno porteño y a un tenaz conductor de camiones.
Realidad social exquisita, en donde la actividad preferida es la del "como si". Como si las retenciones al sector agropecuario fueran equitativas para los pequeños y medianos productores, y los solemnes socios de la Sociedad Rural; como si el campo (el nuevo fetiche de los medios de comunicación argentinos) fuera una masa uniforme de una sola identidad; como si en los cacerolazos, marchas y piquetes se estuviera librando la temida Lucha de Clases; como si los índices del Indec no se dibujaran; como si hubiera manifestaciones masivas reclamando mayor presupuesto para salud y educación; como si se aplicaran retenciones monetarias a las corporaciones internacionales que explotan a los trabajadores en sus propias tierras; como si aquellos que buscan alimentos en medio de la basura formaran parte de la redistribución igualitaria de la que habla el ministro de Economía; como si, como si, como si...
Actuamos y creemos todos en esta fantasía. Como hace siete años y monedas, el híbrido conformado por sujetos denominados "gente" pide que se vayan todos. Esta vez porque sus hermanos del campo sufren una especie de corralito marca K.
La fábula no podía dejar afuera al grupo Clarín. El multimedio criticó durante días al Gobierno cuando éste cuestionó su cobertura sobre los cortes de ruta rurales. Sin embargo, ambas partes parecen haber olvidado aquellos años dorados, cuando en junio de 2003 inventaron la ley de Preservación de Bienes y Patrimonios Culturales (25.750) que permitió al Grupo no ser absorbido por acreedores extranjeros.
Por esos años Clarín estaba muy endeudado, y era altamente probable que sus socios foráneos quisieran, a cambio de la deuda, la propiedad de Grupo. Por tal motivo, el congreso sancionó, a través de la "Ley Clarín", que sólo se iba a permitir el 30% de inversión extranjera en los medios de comunicación; no sin altes hacer la salvedad de que los que ya tenían más de ese porcentaje (el caso de Clarín) "no serían obligados a vender si se registraban deudas".
Mientras vivimos en medio de la farsa y la mentira, calendarios con el rostro del Che Guevara se venden en los kioscos al lado de la publicación del seductor conejito que presenta a Nazarena Velez en pelotas una vez más.
Intentamos no quedar presos de nuestro propio texto. Intentamos salir a la calle, cambiar ese espíritu público que tanto nos deshumaniza. Vos que nos lees, no dejes que contribuyamos con esta fantasía.

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