COMUNICADO DOCENTE

(En breve subiremos los e-mails de los diputados para que ustedes, queridos lectores reenvíen este reclamo)

Usted preguntará: "¿POR QUÉ PARAMOS?"

Los docentes no hacemos paro tan sólo por nuestros salarios, hacemos paro porque las escuelas están mucho más que deterioradas: techos que se caen, pisos que se hunden, vidrios que no se reponen, aulas sin calefacción, becas y viandas que se recortan.

Y los que tienen que escuchar estos reclamos parecen sordos, no es que no entiendan, es que no atienden a las necesidades básicas para poder estudiar y enseñar en condiciones adecuadas.

Paramos porque las escuelas ya no reciben los subsidios necesarios para su mantenimiento o para la compra de material didáctico y se pretende que sean las cooperadoras las que se hagan cargo, cuando es bien sabido por toda la comunidad educativa (padres, docentes y autoridades) que esto es imposible.

Paramos por el maltrato recibido en los consultorios de medicina laboral.

Paramos por salarios dignos pero sobre todo por cobrarlos en tiempo y forma, pues un maestro que toma un cargo espera generalmente entre uno, tres y hasta seis meses en comenzar a cobrarlo. Esto si tiene suerte ya que existen maestros/as contratados/as que aún no cobraron.

Paramos porque estamos cautivos de una obra social y no tenemos derecho a elegir con quién deseamos atendernos.

Paramos porque se recortan las becas y las viandas de los alumnos/as y parece que ahora hay que sacar carnet de "pobre" para recibirlas según las palabras del Ministro de Educación dichas en el Congreso de la Nación el 29 de agosto de 2008.

Paramos porque no entendemos por qué se solicita una ampliación presupuestaria de 100 millones de pesos para las escuelas privadas y no se hace lo mismo con la escuela pública.

Paramos porque las autoridades pertinentes se niegan a escuchar, a ver, a sentir. Hasta llegaron a enviar circulares internas prohibiendo a los docentes hablar con los medios, para decir lo que realmente está ocurriendo en las escuelas.

Basta de nivelar para abajo, elevemos nuestras aspiraciones, no permitamos que la mediocridad nos alcance, no aceptemos lo injusto de lo cotidiano como algo normal.

Sueño con ver los rostros de quienes se creen especialistas cuando les comiencen a llegar miles de e-mails con miles de reclamos desde todas partes del país. Para ello sólo hace falta que todos (padres, alumnos y docentes) invirtamos algunos minutos y enviemos nuestros reclamos a los diputados, a los legisladores de las Comisiones de Educación. Hace falta que comencemos a ejercer nuestro derecho a exigir que las cosas se hagan como deben hacerse.

Disculpen pero mi bronca por este "maravilloso" y perverso sistema del cual formo parte ya rebalsó. Pienso que si no hacemos realmente oír nuestras voces desde las bases, los estaremos avalando y seremos cómplices por omisión.

Somos docentes que nos formamos para enseñar (sí enseñar) contenidos y valores. Valores tales como luchar por lo que consideramos justo para nuestros alumnos/as, luchar por lo imposible, porque lo posible ya está hecho. O acaso ser maestro/a ¿No es creer en las utopías?; ¿No es creer que se puede cambiar a través de la educación?; ¿No es creer que la educación nos otorga la posibilidad de mejorar el futuro? En definitiva, la educación debería brindarnos la oportunidad de tener las mismas posibilidades aprender.

Será que la educación abre mentes y eso no conviene….

María C. Frieyro

DNI 11423087

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