REBVELADOS Nº 1 - MAYO 2007




EDITORIAL


Cuando nos juntamos por primera vez para armar este proyecto que hoy es Rebvelados, no sabíamos muy bien en donde iba a terminar todo. En realidad aún no lo sabemos. “Lo importante es buscarse un trabajo estable, así aseguran su futuro y no pierden el tiempo con esas cosas”, dijeron algunos cuando le contábamos de esta iniciativa. La verdad es que todos trabajamos en lugares que no nos gustan. ¿No será eso perder el tiempo? Siempre es muy difícil poder hacer lo que uno quiere. Quizá fue esa una de las razones que nos impulsó a hacer Rebvelados. No podemos quedarnos de brazos cruzados. En parte logramos hacer algo que teníamos ganas. Decimos en parte porque si bien pudimos publicar la revista, falta que ustedes los lectores tengan ganas de leerla; alcanzar esas ganas es principalmente responsabilidad nuestra. Responsabilidad para no caer en la facilidad y chabacanería de las publicaciones que hoy nos asedian. ¿Por qué hacemos Rebvelados? En principio porque tenemos algo para decir. Estamos sumergidos en un mundo repleto de información agobiante, un mundo tecnológico e individualista, donde la mayoría de las cosas remiten a un análisis superfluo, si es que aún persiste el análisis de algo. No vamos a mostrar la verdad. Sabemos que no existe tal cosa. Simplemente trataremos de comprender esta difícil realidad con la que debemos convivir día a día. También haremos el esfuerzo para llegar al otro lado, aquel lugar en donde se encuentra la música, la literatura, el cine y todo lo que hace volar nuestra imaginación dejándonos una esperanza al final del camino.
En este primer número tenemos una crónica de viaje por Bolivia, país de una cultura extraordinaria; hablamos de The Who, una de las bandas más influyentes del rock; contamos la historia de vida de Jorge Pistocchi, fundador de la mítica revista Expreso Imaginario; también hay una nota sobre ciencia ficción en la literatura argentina; un informe sobre el semanario de la CGT; y una investigación sobre la precarización de mano de obra que existe en las radios privadas; además de algunas otras cosas de las que teníamos ganas de escribir para desahogarnos.
Esperamos que éste sea el primero de muchos encuentros, que los años transcurran y podamos seguir contando historias. Historias que nos ayuden a vivir, a creer, a reflexionar, a pensar que algo más de lo que tenemos delante de nuestras narices es posible. No nos conformamos y no tenemos pensado hacerlo.

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