"EL RITMO ES EL ELEMENTO ESENCIAL DE LA VIDA"

Por Juan Pablo Manente


Edelmiro Molinari habla de su nuevo disco, su larga trayectoria con la música y la relación con los ex Almendra.


Desde la ventana aparece Claudia, su esposa desde hace diez años. Unos minutos más tarde, se abre la puerta. Edelmiro Molinari saluda e invita a pasar, entre sus piernas se escurre un pequeño, su hijo Jidu.
La habitación dispuesta para la entrevista está repleta de guitarras. Pero hay una en especial que se halla sobre la cama, totalmente desnuda y sin maquillar. “Fue fabricada por el propio Leo Fender en el año ‘61. Me la dio un tecladista de los Ángeles. Él casi ni la usaba. Vino y me dijo ‘Te la regalo’, yo pensé que había enloquecido”, recuerda Molinari mientras la acaricia con ambas manos.
El 8 de julio el músico cumplió 60 años. Ya pasó algún tiempo desde aquel primer LP de Almendra (Almendra 1969) reconocido como uno de los mejores discos del rock argentino. Sin embargo, Molinari no vive de recuerdos. En abril de 2006 sacó Expreso de Agua Santa*, un trabajo totalmente independiente y en donde participaron varios artistas. “Hay invitados como Adrián Dárgelos, Carca, Claudia Puyó, León Gieco, todos talentosísimos. Tenía ganas que participe Chizzo de La Renga, pero cuando tuvimos que grabar, andaba con el grupo por México. Igual, por suerte, me junto muy seguido a tocar con él.”
Muchos músicos tienen como influencia Color Humano, grupo que formó Edelmiro después de la separación de Almendra en el año ´71. De ahí surge la amistad con compositores más jóvenes que él. “Cuando viene un pibe de estos, que toca como los dioses, y te dice ‘yo te escuchaba cuando era chico, y lo que hacías me volaba la cabeza’, es algo realmente increíble”, señala Molinari, como si no terminara de entender lo que significó su música para el rock argentino. “Con Color Humano improvisábamos mucho, escuchábamos jazz y obviamente a Jimi Hendrix que agarró la viola y la pasó a otro límite, abrió el mundo sónico de la guitarra. Cuentan que se armaba un cuartito con un montón de amplificadores y se ponía en el medio, todo al mango y ahí practicaba”, evoca el guitarrista. “A mí me gusta experimentar en varios estilos. Pero más allá de eso, en todo lo que haga tiene que haber ritmo, que es el elemento esencial de la vida; sin ritmo no hay nada, el tiempo deja de existir.”
Después de haber estado dos años con el grupo, Molinari decidió viajar a Los Ángeles, según él, para no volver. “La onda de Woodstock, de paz y amor era alucinante. Conocí los resabios de esto, pero todavía había una atmósfera. Se vivía de una forma muy artística.” El músico regresó al país a principios de los ´80 para la vuelta de Almendra y la edición de Edelmiro y la Galletita (1983), disco que grabó junto a Skay Beilinson. Al comenzar los ´90, la corriente lo llevó hacia Hawai. “No había mucho rock and roll en las islas hawaianas, pero sí artistas que iban a rehabilitarse. Y encontré un grupito de músicos con los que nos juntábamos a tocar. George Harrison vivía cerca de ahí, en un lugar que se llama Hana.” No obstante, si bien Molinari iba y venia de los Estados Unidos, fue la enfermedad de su madre que lo obligó a instalarse nuevamente en Buenos Aires. “Acá estoy bárbaro, pero no me gustan las grandes ciudades porque se pudre todo enseguida, es muy jodido de dominar cuando se acopla tanta gente en un lugar.”
Sólo queremos ser libres
“La vivencia hippie empezó con los chicos de la Cofradía de la flor solar. Me hice amigo de ellos en aquella época. Vivían en La Plata, y como yo tenía un Fiat 600 iba visitarlos cada vez que podía. Me encantaba la idea de vivir en comunidad. Para mí los ’60 y principios de los ’70 no fue una moda, es mi vida; era algo hermoso”, explica Molinari. Y agrega: “De todas formas, n
o creo que mi generación haya hecho lo suficiente. A muchos, ese idealismo que tenían, se lo lavó la fama, el dinero y la boludez. Estamos muy copados, divididos por poderes ajenos.”
Como bien indica el autor de Mestizo, a fines de los ’60, San Francisco no era el único sitio en el que se practicaba el hippismo. En Argentina, El Bolsón fue el lugar elegido.
Su primer asentamiento comunitario fue en la zona llamada "La Isla", en las nacientes del Río Azul. Más tarde se organizó la "Comunidad del Arca" con epicentro en Cerro Radal. En 1969 llegaron los primeros militantes, la ansiedad recaía en llevar adelante la convivencia con la naturaleza, el amor libre y de rechazar las costumbres burguesas. “Había un aspecto destacable: el sexo. Era diferente, más despreocupado, y las despreocupaciones ayudan a ser más libre”, suelta Molinari.
*El disco se puede conseguir enviando un corre electrónico a: edelmirotrio@yahoo.com.ar
Rutas Argentinas
Corría el segundo lustro de la década del ’60 cuando cuatro jóvenes, que recién comenzaban la historia de su vida, se juntaban en una casa para experimentar con música. Los cuatro integrantes de la banda eran compañeros del Instituto San Román. “Era difícil escuchar algo que venga de afuera”, cuenta Molinari. Pero hubo un punto de quiebre: Los Beatles. “Por suerte había un programa que se llamaba Modart en la noche, y que pasaba música extranjera. Y me acuerdo que con Luis Alberto éramos muy chicos y prendimos la radio, y escuchamos ‘Let me take you down cause I'm going to strawberry fields...’, nos queríamos morir, no entendíamos nada.”
El primer simple de Almendra se llamó Tema de Pototo. Fue lanzado en septiembre de 1968. Los arreglos vocales, la poesía y la actitud de la banda en el escenario llevaron al grupo a quedar plasmado para siempre en la historia del rock. “Nunca pensé que cuarenta años después, la música de Almendra iba a estar intacta. En realidad –piensa- jamás creí que yo iba a vivir después del año 2000”. Pero las agujas del reloj dan vueltas y hay cosas que sí terminan. “Con Spinetta no nos vemos más, ocasionalmente sí con Rodolfo García y Emilio Del Guercio –baterista y bajista del grupo-. Lo que pasa es que nos conocemos desde que teníamos quince años, entonces hay veces que tenés ganas de abrazarlo al otro y hay veces que querés pegarle una patada en el culo”, dice Molinari, y se ríe.



No hay comentarios.: