EL SOTANO/ entrevista a Señorita Carolina

Parida en el seno de una típica familia trabajadora en la que trabajar o estudiar no era una elección sino más bien una necesidad. Carolina Pacheco: “pasaba demasiado tiempo encerrada en mi casa cantando sobre discos de otros, también tenía pasión por el dibujo, entonces mis viejos me inscribieron en el Fernando Fader”, colegio secundario técnico-artístico, en el que: “en tercer año me di cuenta que sin vuelta atrás mi cuestión iba por la música”. A los dieciséis años sus padres le regalan su primera guitarra, ignorando quizá que Señorita Carolina estaba floreciendo.

por Azul Gelman

Según cuenta, debido a su inseguridad viró hacia el bajo y en esa época cantaba solamente en su casa. Comenzó a tomar clases particulares y en el ’99 empezó el Conservatorio de Música: “en el Manuel de Falla”. Allí se gestó su primer proyecto musical, Bolo de Manteiga, banda de punk rock melódico: “estaba buenísima. Tocábamos mucho, nos fuimos hasta Neuquén, la pasábamos muy bien”. Dos años después, se alejó tanto del grupo como del conservatorio, vendió todo (excepto su guitarra) y se fue a vivir sola: “Así, sola, empecé a componer canciones otra vez”.

¿Por qué elegiste quedarte con la guitarra?

Bueno, el bajo me encantaba pero en el fondo quería mostrar mis canciones, y siempre me la paso cantando y escribiendo. Pero no fue fácil, primero tuve que asumir que era una mal bajista, una cantante mediocre y peor guitarrista. Que tenía que laburar mucho para llegar a las canciones de la manera más parecida a cómo sonaban en mi cabeza.

¿Cómo desarrollaste o educaste la voz?

El empujón final para salir a tocar me lo dio Ale (Pugliese, su pareja y guitarrista de la banda). Decidida a hacerlo, probando y grabando, me di cuenta que desafinaba, pifiaba. Vi un anuncio clasificado que me atrajo y directamente llamé. Apenas empecé pegué muy buena onda con Nancy (Endrizzi) mi profesora de educación funcional de la voz durante tres años. Y también con el método Rabine que era el que ella enseñaba. Nunca me había pasado de adquirir tal pasión por algo que estudiaba. Me cambió todo, mis prejuicios para con el canto, mi cuerpo en relación a la música, mi voz, mi interpretación. En ese proceso, me fui avivando que eran la voz y la palabra mis herramientas principales.

Pareciese ser que el 2005 fue el año en que las decisiones se hicieron carne así como el proceso de gestación de lo que estaba al venir. Y empezó por el principio, claro. Dejando atrás un trabajo fijo de oficina por uno más “light”. (NdeR: (…) pero sé que si me voy de acá no hay vuelta atrás ni garantías. Pero no es difícil mirando el puerto quiero una vida intensa como una ola inmensa en medio del mar” - del tema Texturas). Contó con el apoyo de Alejandro, tanto como pareja y como músico, y el de sus amigos: “que se comieron demos caserísimos”. Esos demos son sus tres EPs independientes que debutaron en un acústico en octubre de aquel año dándole la bienvenida, ahora sí “formalmente”, a Señorita Carolina. En 2007 confluyeron en Florecida, primer disco de estudio, donde participaron Gabo Ferro y Marcelo Lupis como músicos invitados.

En una oportunidad, te escuché decir que “el en vivo” es la forma definitiva y perfecta de la canción… ¿por qué? ¿El disco qué lugar ocupa?

No sé, es muy visceral eso para mi; el vivo es algo orgánico, justamente algo que está vivo, que late, que es caliente y tiene ese feedback con la gente que está enfrente tuyo. O más bien entre todos generamos el clima en donde uno vuelca las canciones, y ese todo genera una forma de la canción única que dura ese rato nomás. El disco, en cambio, es la idea de esa canción cristalizada de la forma más justa posible, que me hace desear ir a ver a una banda o a un artista en vivo, o estar cerca de las vibraciones reales, no de su grabación. Igualmente si el disco es bueno puede hacerte sentir ese trance.

¿A qué cantautoras admirás?

Admiro la forma de escribir que tienen Tori Amos, Björk, Fiona Apple. Porque tienen un costado femenino muy guerrero, muy acertado y muy poco escuchado. La concepción de Björk de lo femenino me es tan pagano, ancestral y profundo que lo veo casi des-generado.

¿A qué te referís con “des-generado”?

Me refiero a que a veces parece la naturaleza hablando y no una persona del género femenino. Ser mujer para ella no parece ser tema, simplemente es. Y como gustar, me gustan Regina Spektor, Emiliana Torrini, Sia, Kaki King. Nacionales, no tengo un referente femenino, pero estoy más cerca de Celeste Carballo, de Andrea Alvarez y de Flopa.

Me contaron por ahí… que otra de tus pasiones es cocinar… ¿qué receta infalible y práctica (¿no te pido nada, no? ¡Jaja!) recomendarías para remontar ánimos? ¿Y con qué disco acompañarías el proceso culinario?

Me gusta cocinar pero tampoco soy experta, simplemente me gusta la concentración que demanda y eso ayuda a distenderme. Aunque sean las nueve de la noche, llegue a casa cansada del laburo, me lavo las manos y me pongo a hacer la masa integral de una tarta, ¡así ya me siento mejor! En una época cocinaba con el disco “Sea” de Jorge Drexler de fondo, también cociné mucho con “Tango 4” o algún otro de Charly, o con cualquiera de The Police que van a full. Recetas, nada del otro mundo, una heladera llena de verduras es éxito asegurado.

¿Qué es para vos ser una artista independiente?

Todo artista es independiente en un punto, porque lo que sea que negocies –léase contrato, contenidos, tiempos- lo elegís vos. En cuanto a “no tener discográfica”, digamos, es más difícil moverse, distribuir material, que te den notas o espacio en medios. La ventaja es que uno maneja todo según las ganas e intuición; tu propio calendario, prensa, números, trámites de SADAIC, etcétera. A algunos les pesa eso pero yo no me imagino dependiendo de los tiempos o condiciones de otro. Supongo que debe haber intermedios, quiero creer que cada vez hay más. Justamente por cosas como esa hicimos un colectivo de artistas, junto a algunos músicos amigos, que se llama Movimiento Submarino (Ver recuadro aparte) y viene empujado por nuestras ganas de cambiar la situación para el artista independiente.

¿Sentís que se puede vivir a través de la música de manera independiente?

Claro que sí, igualmente no es mi propósito principal, me gustaría que suceda pero siempre al pie de yo quiera que sea mi obra. Siempre y cuando mis canciones estén intactas y mi intuición no se nuble… es decir, con los tiempos correctos, con mucha paciencia y trabajo.

Florecida suena a eso justamente, a renacimiento, a un sube y baja de sentimientos y revoltijo de emociones cotidianas, simples pero fuertes. A comienzos de 2009 se registró Corriente, su segundo trabajo discográfico, en el que se plasma un toque más personal.

¿Notás muchos cambios entre uno y otro?

¡Todos! ¡Muchos! Desde la técnica, el concepto, los tiempos, el momento en mi vida que representa e incluso los músicos con que se grabó. Corriente lo sentí urgente, tuve la suerte de que Ale Pugliese, quien lo grabó y produjo, y los músicos corrieron un poco a mi ritmo. A Corriente lo siento fuerte, fresco, y un poco más definido que Florecida.

Corriente saldrá a mediados de año. Actualmente se pueden escuchar y ver algunos adelantos en sus sitios web. Con Pol González al bajo, Juan Cruz Donati en batería, Alejandro Pugliese en guitarras y Señorita Carolina en voz queda plasmada la formación que saldrá a los escenarios en breve para presentar y darle mecha al tan ansiado nuevo LP: “Estoy muy feliz por eso, con mucho trabajo pudimos ponerle una fecha tope. ¡Por fin siento que lo vamos a parir! También es un alivio por todos los que participaron en el proceso. Una especie de cooperativa que le va a ver un sentido final y claro a tanto laburo. Con la banda nos morimos de ganas de tocar el disco en vivo de pe a pá. ¡Quiero sacarlo a pasear por todo el país, por todos los oídos!”

Sin embargo, habrá que aguardar el “en vivo” en donde, como ella misma define, encontraremos: “la forma definitiva y perfecta de la canción”.

Fotos gentileza: Damián Benetucci

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